Bulto en la ingle: 10 posibles causas

Bulto en la ingle: 10 posibles causas

Bulto en la ingle: 10 posibles causas

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La ingle, también conocida como región inguinal, es el área corporal en la que se unen el muslo y la pared anterior abdominal. En una situación de normalidad, la ingle y el abdomen están separados por una pared, la cual está conformada por músculo y tejidos. Los canales inguinales y femorales son los pequeños túneles encargados de comunicar las áreas, permitiendo el paso de nervios, vasos sanguíneos y otras estructuras.

Diversas condiciones pueden promover la aparición de un bulto en la ingle, desde quistes hasta hernias, pasando por infecciones cutáneas, ganglios linfáticos inflamados y mucho más. En las siguientes líneas, se exponen las posibles causas de este evento fisiológico. De todas formas, se recuerda que este espacio es meramente informativo y se requiere una revisión profesional ante cualquier hallazgo anormal en el cuerpo.

1. Linfadenitis

El término linfadenitis designa la infección e inflamación de uno o más ganglios linfáticos, estructuras con forma de frijol que se encargan de filtrar las sustancias transportadas por el líquido linfático. En general, este proceso se produce como respuesta a la entrada de bacterias, virus, hongos y otros patógenos en el cuerpo. Los ganglios que se inflaman suelen ser los más cercanos al foco de la infección.

Tal y como indican estudios, las causas más comunes de linfadenitis inguinal, motivo de aparición de un bulto en la ingle, son las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Esto se debe a que los ganglios linfáticos de la zona se encuentran cerca de la vía principal de entrada de los patógenos, los genitales. El tratamiento de esta condición suele incluir la administración de antibióticos si la infección es bacteriana, además de analgésicos y antiinflamatorios.

2. Lipoma

Los lipomas son bultos de grasa de crecimiento lento y naturaleza benigna. La mayoría de veces se sitúan entre la piel y la masa muscular, presentándose suaves al tacto y móviles cuando se presionan con los dedos. La mayoría de los lipomas no requieren tratamiento, y no es diferente en el caso de aquellos que aparecen en la ingle. De todas formas, se puede requerir un diagnóstico diferencial, pues es posible confundirlos a simple vista con una hernia en la zona u otro proceso patológico.

3. Quiste epidermoide

Los quistes epidermoides son pequeños bultos no cancerosos que se sitúan debajo de la piel. Por lo general son firmes o fluctuantes, asintomáticos y de crecimiento lento. Se reportan más en el rostro, el cuello y el tronco, pero pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo la ingle. No siempre se requiere tratamiento para acabar con ellos, pero si generan molestias físicas/estéticas se puede plantear una inyección que reduce la inflamación, incisión/drenaje y, en última instancia, cirugía.

4. Quiste sebáceo

Mucha gente confunde los quistes epidermoides con los sebáceos, pero son entidades clínicas distintas. Los primeros aparecen como consecuencia del daño a los folículos pilosos o a la capa externa de la piel, mientras que los segundos surgen a partir de las glándulas sebáceas. Sea como fuere, ambos pueden manifestarse en forma de bulto en la ingle.

5. Hernia inguinal

En las siguientes líneas se cubren las hernias, las cuales se pueden manifestar de una forma mucho más evidente que el resto de elementos citados (y tener consecuencias más graves). La hernia inguinal se presenta como un abultamiento del contenido abdominal a través de un punto débil en la sección inferior de la pared abdominal (recordamos que esta estructura está en la ingle).

Las hernias inguinales son relativamente comunes y pueden llegar a afectar al 27 % de la población masculina a lo largo de la vida. Se pueden manifestar en forma de claros bultos en la ingle, los cuales se hacen más evidentes al hacer esfuerzos, toser estornudar. También se acompañan de síntomas como dolor inguinal, sensación de pesadez en la zona e, incluso, dolor testicular. El tratamiento definitivo de esta condición es quirúrgico y se requiere la reintroducción del contenido abdominal a su sitio, además de reparar la pared del abdomen para que no vuelva a ocurrir.

6. Hernia femoral

Las hernias femorales se manifiestan en forma de bultos en que aparecen en el muslo, en la región cercana a la ingle, cuando el intestino pasa por debajo del ligamento inguinal hacia el canal femoral. Las hernias inguinales son hasta 8 veces más comunes en hombres que en mujeres, pero las femorales tienen una mayor prevalencia en el sexo femenino.

Este tipo de hernia no suele tener causas obvias, pero eventos como el estreñimiento continuado, las toses crónicas, la obesidad o el levantamiento de objetos pesados pueden favorecer su aparición. El tratamiento depende mucho de la gravedad del cuadro.

7. Hernia incisional

Este tipo de hernia puede aparecer después de una intervención quirúrgica abdominal de cualquier tipo. Es una complicación muy frecuente en el entorno postquirúrgico y afecta al 2-15 % de pacientes sometidos a este tipo de procedimiento. Es otro de los motivos por los cuales puede aparecer un bulto en la ingle, en este caso relacionado directamente con un procedimiento médico previo.

8. Verrugas genitales

Los virus del papiloma humano (VPH) engloban a un grupo de más de 200 virus capaces de crear distintos síntomas en el ser humano al transmitirse durante el acto sexual, desde verrugas cutáneas hasta verrugas genitales, pasando por algunos tipos de cáncer (como el de cuello del útero, faringe y pene). Aunque existen unos 14 tipos de VPH asociados a la aparición de cáncer (sobre todo el VPH-16 y el VPH-18), la mayoría de cuadros son asintomáticos o muy leves.

Algunos VPH pueden causar verrugas en la zona genital, lo cual comprende a la ingle. Si estas no causan incomodidad, es posible que no se necesite tratamiento. En caso de que generen picor, ardor y dolor se pueden aplicar ciertos medicamentos directamente en la lesión para acabar con ella. La cirugía se reserva solo a las verrugas muy grandes y comprende procesos como crioterapia, electrocauterización, escisión quirúrgica y tratamiento láser.

9. Aneurisma femoral

Los aneurismas son protuberancias o abombamientos anormales de las paredes de los vasos sanguíneos. En este caso, la formación se presenta en la arteria femoral, la mayor fuente de irrigación de la extremidad inferior. Su causa más común es la arterioesclerosis, aunque también puede deberse a la sífilis o a la arteritis infecciosa.

La mayoría de los aneurismas femorales son asintomáticos, pero pueden causar picor en la ingle, falta de sensibilidad y entumecimiento que se extiende a la pierna. Esta entidad clínica es poco común, pero fuentes médicas indican la urgencia de tratarla con presteza de forma quirúrgica, pues si se rompe la formación ocurre un sangrado interno muy grave.

10. Venas varicosas

Las venas varicosas, como su propio nombre lo indica, son venas superficiales dilatadas que pueden presentarse en forma de bultos en la ingle. Dependiendo del sexo del paciente, se pueden englobar en 2 categorías:

  • Hombres: la condición se conoce como varicocele. Puede causar un dolor sordo que se torna evidente en uno o ambos testículos, empeorando al hacer ejercicio o con esfuerzos fuertes.
  • Mujeres: la condición se conoce como síndrome de congestión pélvica. Las varices en la pelvis pueden generar una congestión sanguínea, lo que deriva en dolor pélvico crónico y mayor probabilidad de desarrollar venas varicosas en la zona genital y las piernas.

Como puedes comprobar, son muchos los posibles desencadenantes de un bulto en la ingle. Muchos de ellos son de naturaleza anecdótica (como el lipoma o el quiste sebáceo), mientras que otros, como las hernias, los aneurismas o las venas varicosas, requieren una atención médica inmediata. Sea seria o no, la condición debe diagnosticarse cuanto antes para minimizar riesgos.

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This post was last modified on November 27, 2024 5:20 am